Sin entrar a lo que se conoce como edadismo, ya hay una generación de políticos de cristal y son aquellos que lograron su candidatura sin el menor esfuerzo posible. Sus cargos fueron creados por otros: padrinos o familiares.
Llegaron nomás porque sí.
Ocurrió, por ejemplo, con muchos que compitieron en el 2018 por Morena y ganaron porque era el tsunami de López Obrador y el voto contra los excesos de corrupción creados por Acción Nacional y el PRI. No es que fuera un mérito propio, su éxito fue estar en el lugar y el tiempo correcto.
Los políticos de cristal son aquellos que no toleran la crítica, que sólo aceptan una prensa cómoda, complaciente; jamás un señalamiento. Todo lo toman personal aunque muchas veces ni lo sea.
Hace poco menos de un año, por ejemplo, cuando nos enteramos que Tony Gali Jr. regresaba a la política local y que su nombre reapareció en las planas locales, un reportero de nombre Jaime López cuestionó al fiscal Gilberto Higuera Bernal si es que las denuncias penales contra el padre del ahora candidato aún existían.
El funcionario le respondió afirmativamente a un reportero.
En ese entonces, conseguimos el audio de esa entrevista porque lo llevaron ya varios medios en redes sociales y decidimos llevar el tema de ocho columnas en el periódico 24 Horas Puebla y tenía dos razones periodísticas de peso: la primera era que la denuncia fue presentada por el gobierno de Miguel Barbosa contra un ex gobernador (si tenía o no razón si existían o no elementos para consignar al funcionario eso no nos corresponde afirmarlo) y segundo porque el apellido de los Gali regresaba a la escena pública después del exilio al que se sometieron al irse a vivir a Estados Unidos.
Recuerdo que, al otro día, el entonces dueño de la franquicia poblana de 24 Horas, el empresario Edgar Nava, me llamó preocupado porque le había llamado Tony Gali Jr, para desmentir al fiscal Higuera Bernal y negar nuestra nota de ocho, en ese momento. Obviamente defendí la versión y conseguí el video en el que un reportero López preguntaba en el estacionamiento del CIS Angelópolis al fiscal.
Se lo mandé a Edgar Nava y me aseguró, nuevamente, que eso no ocurrió porque Gali Jr insistía que no había dicho lo que había dicho el funcionario estatal. Que mentíamos. Como ese día era jueves, coincidió que daba conferencia Gilberto Higuera, pedí que uno de los reporteros insistiera con el tema y en ese momento, el fiscal no se desmintió, afirmó que seguían abiertas las investigaciones contra el exgobernador.
La nota del viernes de ocho columnas se insistía en la versión oficial. Jamás mentimos, por cierto, en el periodismo es muy común que se aplique el llamado gasligthin que consiste en que una persona manipula a otra para que dude de su propia percepción, se basa ese dicho en una película llamada “Gaslight” en la que actúa Ingrid Bergman, pero esa es otra historia.
La situación es que Gali Jr. se quejó amargamente de lo publicado como si un servidor fuera el encargado de una guerra sucia o algo por el estilo (nada más ridículo), pues así me lo hizo saber el entonces dueño de la franquicia poblana. Jamás fue así. En lo personal no tengo nada en contra de la familia Gali, y nunca tuve la oportunidad de aclararlo personalmente.
Jamás fue un tema personal, pero puso en evidencia que existe una generación de cristal en la política. Días más tarde, Gali Jr. vino a Puebla y acompañó al dueño del Partido Verde Manuel Velasco, muchos reporteros trataron de entrevistar al hijo del exgobernador, pero este huyó de las cámaras y eso quedó consignado en varios videos tomados desde diferentes puntos de vista: los reporteros corretearon al primogénito de los Gali y este no quiso enfrentar a la prensa. Se subió a su carro y salió de ahí rápidamente.
Recuerdo que platicando con un viejo político al respecto me decía: “ya no son como antes; ahora se ofenden de todo. No dan la cara cuando son criticados. Tan fácil que hubiera sido defender a su papá y decir que todo fue creado por alguien que ya ni siquiera está (Miguel Barbosa)”.
Los políticos de cristal se rompen fácilmente.
Nota Benne
Pase lo que pase, eso sí hay que reconocerle a la familia Gali, socialmente son bien aceptados y si alguien pudiera ganar la diputación sería el hijo del exgobernador, pese a ser de un distrito de la capital poblana en donde la situación es más que reñida. La gente terminó muy agradecida con Tony Gali cuando fue alcalde y luego gobernador; Él fue una víctima de Rafael Moreno Valle, pues creó una gubernatura de 2 años y meses en la que no le dejaron operar, pero esa ya es otra historia que se ha contado un sinfín de veces. La ambición de Moreno Valle y sus operadores fue tal que se comieron ellos mismos.