Ahora o nunca para los Bills

Ricardo Morales Sánchez

La ciudad de Buffalo es una pequeña localidad que se encuentra prácticamente en la frontera norte de los Estados Unidos, en los límites con Canadá y engalanada por las bellísimas cataratas del Niagara.

Antes de los la década de los noventas, Buffalo había tenido a una de las más grandes estrellas de la NFL, el inolvidable, OJ Simpson, el egresado de los Troyans de USC y el primer hombre en tener más de 2 mil yardas terrestres en una temporada de 14 partidos.

A finales de los ochenta y principios de los noventa, los Bills, lograron conjuntar de la mano del extraordinario entrenador, MarK Levi, a una de las escuadras más importantes de la NFL, un talento pocas veces visto.

Búfalo es la única franquicia de la NFL en llegar a cuatro Super Bowl de manera consecutiva, nadie más lo ha conseguido y quizá no lo vuelvan hacer.

Desgraciadamente para esta franquicia, todos los súper partidos los perdieron a manos de equipos de la Conferencia Nacional y específicamente de la división Este, Giants, Commanders antes Redskins y los Dallas Cowboys en dos ocasiones.

La gran generación encabezada por el “ametralladora” Kelly, Andre Reed, Don Beebe, Steve Tasker, Thurman Thomas, Bruce Smith, Corneluis Bennet, Darley Talley, Sean Conlan, El “marcianito” Kelso y muchas figuras más, no pudo coronar su excelente labor con un anillo de Super Bowl.

Luego de esta brillante generación, Buffalo se volvió a perder en el mundo de la NFL, hasta que hizo su aparición otro buen entrenador en jefe, Sean McDermott, quien fue asistente en las defensivas de las Eagles y las Panthers, antes de recibir la encomienda de rescatar a esta franquicia de la mediocridad.

Una de las primeras decisiones de McDermontt como entrenador en jefe de los Bills, fue seleccionar en la primera ronda a Josh Allen, un gran atleta egresado de la Universidad de Wyoming, quien fue tomado en el turno 7 por los Bills, en la primera ronda del Draft del 2018.

Allen tuvo un impacto inmediato en los Bills, el equipo se volvió competitivo y ganó la división Este de la Conferencia Americana, arrebatándole la hegemonía a los Patriots de Bill Bellick y Tom Brady y dejando atrás a unos entonces alicaídos Dolphins y a los siempre irregulares Jets.

Para mala fortuna de los Bills, su ascenso en la Conferencia Americana coincidió también con el auge de otro equipo legendario, los Kansas City Chiefs de Patrick Mahomes y Andy Read.

La rivalidad Mahomes-Allen, Chiefs-Bills, es una de las más atractivas de la NFL en los últimos seis años, aunque siempre la fortuna ha caído del lado de los jefes.

El tiempo parece estarse agotando para los Bills, Allen y McDermott, quienes, en este año, recurrieron a una limpia fuerte dentro del equipo. Se fueron los estelares profundos, Jordan Poyer y Micah Hyde, así como el estelar receptor abierto, Stefon Diggs, quien se mudó a Houston con los Texans, Diggs era considerado un cáncer dentro del vestidor del equipo, pese a su innegable talento.

Con una base de jóvenes que incluye a los talentosos jugadores, James Cook corredor, Ty Johnson también running back y el ala cerrada Dalton Kincaid, los Bills buscan tener su revancha, pero lucen un paso atrás de sus odiados adversarios, los Chiefs y los Ravens y hasta quizá de Bengals y los renovados Dolphins.

Este pues, el ahora nunca para los Bills.

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