Ricardo Morales
Tenía tan solo seis años de edad, cuando vi por primera vez a un equipo del cual me enamoré y me convertí en uno de sus más fieles seguidores.
Era el Súper Bowl XII el cual se jugó en el entonces Metrodomo de New Orleans, Roger Staubach, envió un pase profundo y “Buch” Johnson lo tomaba en la zona de anotación para asegurar el triunfo, mientras Harvey Martín y Randy White, se convertían en los más valiosos de dicho juego.
Desde entonces, seguí a los Dallas Cowboys en las buenas y en las malas es casi una religión para mí. Ningún equipo me ha podido transmitir tantas emociones, tristeza, alegría, frustración y furia como los Boys.
Una de las más grandes incógnitas de esta temporada es ¿Para qué están estos Cowboys? Es muy difícil saber.
El equipo pareciera estar para grandes cosas, pero la gran duda estriba en dos personajes en los cuales se centran los ojos de todos los aficionados de este equipo, el head coach, Mike McCarthy y el mariscal de campo, Dak Prescott.
No hay hoy por hoy, en el mundo del deporte, dos personajes más polémicos que los antes mencionados.
McCarthy hace frente a lo que puede ser la última temporada al frente de los Cowboys, lo mínimo que se puede pedir al entrenador de los vaqueros es final de Conferencia, de lo contrario, cualquiera otra cosa para mí sería un fracaso e incluso se vislumbra que los Jones, ya tienen a su reemplazo en la persona de su coordinador defensivo Mike Zimmer, quien ya fue head coach en Minnesota.
Dak Prescott entra a la penúltima temporada de su contrato de 5 años con los boys y 40 mdd por temporada, busca una extensión que los Jones seguramente se la darán superior a los 60 mdd, pero, deberá de ganárselos en esta temporada, porque la paciencia de los aficionados a esta franquicia se está agotando.
En los últimos días previos al arranque de la temporada, los Jones le otorgaron una muy merecida extensión de contrato a su receptor All Pro de primer equipo Ceede Lamb, lo cual incrementó las posibilidades de Dallas de soñar con una buena temporada y por qué no, la final de la Nacional.
Lamb se complementa con una serie de buenos receptores como el veterano, Brandin Cooks, sólido segundo receptor y se espera que este tercer año, sea el despegue de Jalen Tolbert, una joven con grandes facultades.
Jacke Ferguson el ala cerrada ya se encuentra al nivel de cualquiera de los mejores TE de la liga.
El cuerpo de corredores perdió a Tony Pollar quien se mudó a los Titans, Rico Doodle luce como un buen reemplazo y estará protegido por dos veteranos los cuales se regresan a sus mejores años, pueden aportarle mucho a Dallas, Zike Elliot y el recién adquirido, Dalvin Cook, quien llegó a ser uno de los mejores de la liga.
La línea ofensiva tiene mucho potencial, pero dependerá de dos novatos, Tyker Guyton el tackle ofensivo que deberá de cuidar las espaldas de Prescott y Cooper Beebe, quien se dice puede ser una de las grandes revelaciones del año para el equipo, con un Zack Martín, quien puede vivir su última temporada en el equipo.
La defensiva va a extrañar mucho a Dan Quinn su ex coordinador que se fue Washington como su head coach.
El núcleo luce sólido, pese a que no van a contar con su esquinero All PRO, DaRond Bland quien estará fuera de seis a ocho semanas, pero van a tener de regreso a su otro estelar, Trevon Diggs, quien estuvo fuera toda la temporada pasada por una rotura de ligamentos.
Micah Parson es una garantía, pero al inicio de lo que será ya su cuarta temporada, debe de demostrar que puede ser el defensivo del año.
Dallas, al parecer, tiene todo para llegar lejos, pero las dudas siempre estarán centradas en Prescott y sobre todo en Mc Carthy.