Y su reino, ¿tendrá fin?

Por Manuel CARMONA

Por hoy dejo las evaluaciones técnicas en los diferentes rubros de gobierno, para los especialista en cifras, estadísticas e indicadores gubernamentales y me voy a enfocar a una gran interrogante que ronda por la mente de miles de mexicanos sobre el futuro inmediato del ex presidente Andrés Manuel López Obrador.

¿Ser irá o no del poder?

¿Aunque haya concluido formalmente su periodo, es verdad o no que tendrá fin?

¿Seguirá gobernando home oficce?

En lo particular creo que lo intentará y que lo conseguirá durante algún tiempo, no se exactamente hasta cuando pueda extender el grado de su influencia, pero desde luego que es parte de la naturaleza humana de todo hombre de poder tratar de trascender.

Las señales que indican que entre sus planes se encuentra seguir influyendo en las decisiones presidenciales más allá de su periodo, son las siguientes:

1.- La actual presidenta de la República Claudia Sheimbaum ha sido lo suficientemente clara y lo ha reiterado una y otra vez en diferentes foros públicos que su gobierno será la continuidad del gobierno de su compañero, mentor y guía político Andrés Manuel López Obrador, por lo tanto ha hecho suyos el 90 por ciento de los objetivos, planes y metas del obradorismo y en este momento prácticamente carece de propuestas propias que puedan considerarse su sello o su legado que tenga la intención de proyectar hacia el futuro. 

Por lo tanto, ha sido enfática e insistente en señalar a sus opositores que es infructuoso que estén esperando un alejamiento o una ruptura con el ex Presidente, porque eso no va ocurrir nunca. 

También ha hecho público que ella abraza fervientemente y hace suyas todas las decisiones y compromisos del obradorismo como lo es entre algunas otros casos: la implementación de la reforma constitucional al Poder Judicial Federal a pesar del elevado costo que significa una inminente crisis política en el país con repercusiones en distintas direcciones, incluso hasta en el plano internacional.

Aunado a lo anterior el grado de identificación con el presidente saliente ha llegado a tal punto que algunos analistas han venido esbozando la teoría de que el resultado de la jornada electoral del pasado 2 de junio fue una reelección por interpósita persona.

2.- Ahora bien, por lo que concierne a la intención del ex presidente, tampoco ha dado señales de que no tendrá ingerencia en el próximo gobierno, sino todo lo contrario. Para empezar como primer dato es, que más de la mitad de las figuras claves en el actual gabinete de Claudia Sheinbaum han sido ratificados a sugerencia suya.

Otro: Morena partido fundado por AMLO y ahora partido en el poder, se encuentra bajo su absoluto control por medio de María Luisa Alcalde y de su hijo Andrés López Beltrán, instituto político desde el cual se podrá ejercer toda la presión que sea necesaria sobre el gobierno federal, en el momento en que por alguna razón se llegare a considerar que se ha desviado de la ruta de la Cuarta Transformación.

Además tiene el control por medio de sus incondicionales, del Congreso de la Unión: Cámara de Diputados y Cámara de Senadores, con Ricardo Monreal, Adan Augusto, Ignacio Mier, Fernandez Noroña, etc.lugar desde el cual si se llega a requerir se podría alentar como instrumento de presión la revocación de mandato.

Tiene la lealtad de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México Clara Brugada y de la totalidad de gobernadores morenistas en el país.

Con ese panorama: habría lugar a duda de quien tiene los verdaderos hilos del poder en este momento?

Está claro que existen todas las condiciones para tratar de instaurar un maximato. No obstante hay variables no consideradas que podrían modificar más adelante el curso de los acontecimientos.

No hay que olvidar, que aunque hoy las partes involucradas Sheinbaum-AMLO tengan toda la intención de seguir caminando juntos políticamente, nuevamente volvemos al punto de la naturaleza humana y es un regla no escrita de que el poder no se comparte, por lo tanto está latente también la posibilidad que la historia nos ha demostrado una y otra vez, del parricidio político, como en su momento lo hizo López Obrador con Cuauhtémoc Cárdenas y como se ha practicado desde la república romana desde hace más de 2 mil años hasta nuestros días en todas las relaciones de poder. 

Este escenario de ruptura o desgarramiento no se ve que pudiera ocurrir pronto, por un lado la presidenta está muy cercada políticamente y  por el otro el país es un hervidero social y al borde de una posible crisis constitucional.

Han transcurrido apenas unos días del relevo presidencial, por lo tanto es temprano para adelantar vísperas. Sin embargo la presidenta de la República ya acusó recibo de la incomodidad que le origina esta percepción nacional de que únicamente está fungiendo el rol de una especie de regente para desahogar la agenda que diariamente se le marcará desde Palenque.

Sus declaraciones recientes para subrayar que la presidenta de la República se llama Claudia Sheinbaum Pardo, son un síntoma de reafirmación innecesaria para tratar de apagar la creciente insidia que recorre los pasillos del poder.

El autor es abogado, escritor y analista político. 

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