Urbano de Jesús Deloya Rodríguez es sin duda uno de los grandes personajes poblanos del siglo XX.
Deloya se destacó por encima de todos los integrantes de su generación, por contar con una memoria casi fotográfica, la cual le permitía poder recordar por ejemplo, las placas de más de 400 autos en tan solo unos minutos de recorrido por las calles de su amada Puebla.
Su familia era originaria de Chilapa, Guerrero, localidad en donde hay muchos personajes con ese apellido y de oficio vendedores de rebozos, que vendían en el legendario centro económico de la vida poblana, en el Mercado la Victoria,
Nacido en el año de 1939, la vida de nuestro personaje se desarrolla en una periodo de la historia de la Puebla levítica, la de los ángeles y los demonios, de la lucha universitaria, del gobernador Nava Castillo, de su caída, de la los conflictos con entre los FUAS y los Carolinos, una era romántica, pero también dura y llena de violencia.
En nuestro recorrido, la vida de nuestro personaje nos lleva a su calle inolvidable, la 5 Poniente 916, entre 9 y 11 Sur en la que se desarrolla gran parte de su vida, el Paseo Bravo, su hermosa catedral y su amado Instituto Oriente, que le da el toque de su formación jesuita, la que marcará su vida.
Los caminos de la vida lo llevan a relacionarse con la familia Borja, de don Guillermo, emparentados políticamente con el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, Urbano se convierte en el secretario particular de este polémico personaje en la recta final de su mandato, cuando ya arrastraba a cuestas los fantasmas del 68, mismos que lo acompañarían hasta su muerte.
En 1977, el destino lo regresa a su Puebla a la Puebla de sus amores, la ciudad de la cual siempre estuvo enamorado y a la que le dedicó los últimos años de su vida, en su inolvidable programa de radio, todo un tratado sobre la ciudad trazada por ángeles.

Su hijo Guillermo, actualmente director de TV Azteca Puebla, lleva su nombre en honor de Guillermo Borja y entiende perfectamente el “Atlas” que lleva encima ciertamente por ser hijo de este gigante poblano.
“Por momentos, sientes que eres el Atlas, ¡no!, cargando al mundo sobre tus hombros, por qué, porque imagínate que grado de importancia creía yo que tenía mi papá, siempre desde chiquito todos me decían, ¿Tú eres hijo de Urbano Deloya? ¿Tú eres hijo de Urbano Deloya?, todo mundo me lo preguntaba, entonces, tu recordarás que cuando éramos chicos en todas las peluquerías te ponían, Pase UD y entonces yo pensaba que decía: “Pase Urbano Deloya”, así creía que era de importante mi papá”.
“La vida es una lucha”, era el lema de don Urbano, sacado de su formación ignaciana.
Acompañen a conocer la fascinante vida de este gigante poblano, de Urbano Deloya, de la mano de su hijo, mi querido Memo. Recorramos la Puebla de sus amores.
Ricardo Morales