“Daba vergüenza que, hasta los taxistas, decían que la universidad era una cueva de ladrones y asesinos”.
“La iniciativa privada de Puebla ponía anuncios para buscar profesionistas, pero excluía a los de la UAP por los antecedentes de la máxima casa de estudios”.
“Malpica y el sindicato sumieron a la universidad en una terrible crisis”.
Ricardo Morales
Para el ex rector de la BUAP, José Doger Corte, la universidad fue acumulando una serie de rezagos y vicios, que dieron al traste con los avances y la época de esplendor que se vivió a pesar de las luchas universitarias en las décadas de los sesentas y setentas.
Doger considera que gran parte de esto se debió a la influencia “nociva”, del sindicato de la máxima casa de estudios, quién imponía condiciones a los rectores y determinaba los salarios de los trabajadores, sin que le importará la grave crisis económica en la que ponían a la entonces UAP.
Para el hombre nacido hace 72 años en el barrio de Los Remedios, la universidad vivió su peor crisis durante el rectorado del fallecido, Samuel Malpica, en donde la institución tocó fondo en lo académico y lo político, misma que derivó en la caída del entonces rector, la llegada de un interino, Mónico Juvencio Monroy y la llegada de él meses más tarde al puesto más alto dentro de la universidad pública de nuestro estado.
“Ya para entonces se desarrolla toda la problemática durante la administración de Samuel Malpica, porque la universidad había participado en muchos movimientos sociales, solo para darte alguna idea. Que la Volkswagen hacía una huelga, ahí estaban los sindicatos universitarios o los partidos políticos metidos allá, que la UDLAP hizo su primera huelga en 1975, los universitarios metidos allá, que los electricistas con Vallejo y Carreto tenían que tomar la planta de Luz y Fuerza, ahí estaban los universitarios, entonces los sectores productivos no querían saber nada de los comunistas de la universidad, amén de todo esto, la cantidad de paros y huelgas que se desarrollaban en este periodo, tan es así que podíamos tener una huelga de mes y medio con salarios pagados en cada quincena, una huelga en donde ahí está el principios de los problemas, el sindicato pedía el 10 por ciento y el rector les daba el 15, con el criterio de que yo no soy el patrón, el patrón es el estado y que el estado pague, obviamente las finanzas universitarias se fueron deteriorando”.
Pepe Doger destacó que una de sus principales acciones estuvo encaminada a sanear financieramente a la UAP y, para ello, tuvo que ganarse al entonces, titular de la SEP, Manuel Bartlett Díaz, quien le condicionó la entrega de recursos a inicios de los noventas, a tres acciones.
“Fui a ver a Bartlett a la Ciudad de México y me dijo, vas a tener recursos siempre y cuando en mes y medios me cumplas tres condiciones, mejoramiento de la planta académica, logres que el sindicato tenga menor injerencia en la vida de la universidad y tengas un reglamento de permanencia y le dije que sí, que me comprometía a esas tres cosas y las cumplí”.
Doger Corte recuerda con especial afecto su paso por la rectoría de la entonces UAP; lo que significó que por primera vez en mucho tiempo, un presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari, pudiera volver a pisar sus instalaciones, así como también un gobernador, Manuel Bartlett y un arzobispo, Rosendo Huesca.
“Logré reconciliar a la UAP con todos los sectores de la sociedad y por supuesto que sus alumnos, ya no fueran excluidos, la universidad, no debe nunca volver a esas épocas de oscuridad”, dijo.
Preparemos pues para un Gigante Poblano más, José Doger Corte, el transformador de la BUAP.