La jefa de Gobierno de CdMx Clara Brugada quiere desaparecer la más bella de las fiestas
Una vez más, la tauromaquia enfrenta intentos de prohibición bajo argumentos simplistas que ignoran su profundidad cultural, ecológica y económica. Hace poco, el Congreso de la Ciudad de México convocó a un parlamento abierto para debatir una iniciativa que pretende prohibir espectáculos con animales, incluidas las corridas de toros y las peleas de gallos.
Incluso, Clara Brugada, Jefa de Gobierno de la CdMx, anunció que en las corridas de toros en CDMX se prohibirá la muerte del toro y el uso de espadas y lanza.
Antonio Casanueva, desde Guadalajara, Jalisco, en el portal taurino Al Toro comenta que el debate no debe simplificarse ni limitarse a prejuicios. Entenderlo requiere abrirse al diálogo y reconocer los matices culturales, antropológicos y ecológicos que la tauromaquia aporta. Solo desde este entendimiento es posible tomar decisiones informadas y justas.
Fomenta un decálogo de la defensa de la tauromaquia, debido a que defender una corrida de toros es proteger un espectáculo y diez principios esenciales:
1. Nuestra libertad. Esa capacidad de elegir qué queremos ver y cómo queremos vivir, sin imposiciones. Prohibir los toros no protege a nadie, es limitar la libertad de elección y abrir la puerta a un modelo autoritario de imposiciones culturales.
2. La dignidad humana. Que se expresa en el coraje y la superación personal que los toreros encarnan.
3. El equilibrio ecológico. Porque sin el toro bravo desaparecerían miles de hectáreas que hoy son refugio de biodiversidad.
4. El toro bravo. Una especie única, creada y cuidada con esmero por generaciones.
5. El bienestar animal. Garantizando que los toros vivan en libertad y con respeto a su naturaleza hasta el último momento. Frente a la vida en confinamiento y la muerte anónima de otros animales, el toro bravo vive en plena libertad y encuentra un final donde es el protagonista, no una víctima invisible del consumo masivo.
6. Nuestro patrimonio cultural. Porque la tauromaquia es parte de nuestra identidad como mexicanos.
7. El respeto a la diversidad cultural. Para que cada comunidad conserve sus tradiciones sin ser discriminada.
8. La importancia del arte. Porque cada faena es una obra efímera, donde el torero transforma la fuerza bruta en poesía visual, conectando con el espectador en un diálogo de emociones profundas. Además, elementos como la música, los trajes y el propio escenario expresan la sensibilidad y la individualidad de todos los que participan en el espectáculo.
9. Los valores que la tauromaquia transmite. Son el sacrificio, lealtad y respeto por la naturaleza, principios esenciales en la formación de una sociedad que pone al ser humano en el centro.
10. La economía. Que se fortalece con miles de familias que viven de esta actividad.
Añade que su simple enunciación ya deja claro que no se trata solo de gustos o tradiciones: el objetivo es proteger nuestra libertad y evitar que una prohibición abra la puerta a muchas más.

Defender la fiesta brava no es mirar hacia el pasado, sino apostar por un futuro que respete su diversidad, celebre su creatividad y valore su capacidad de inspirar. Al hacerlo, no solo protegemos una práctica; defendemos un México capaz de unir tradición y modernidad, de encontrar en su pluralidad su mayor fortaleza.
Este decálogo no es solo un manifiesto, sino una invitación al diálogo. No defendemos solo una tradición o un espectáculo, sino los valores que nos definen como sociedad y nos hacen verdaderamente humanos.
Proteger la tauromaquia es defender un México donde la cultura y la libertad no se someten a la intolerancia. La pregunta es: ¿permitiremos que nos digan qué podemos ver, sentir y celebrar?
Por otra parte, las ultimas noticias de la Ciudad de México son las siguientes:
-14 de marzo de 2025. Clara Brugada, Jefa de Gobierno de Morena, anunció que en las corridas de toros en CDMX se prohibirá la muerte del toro y el uso de espadas y lanza, es decir con con violencia. La propuesta recibió palmas y abucheos.
-El anuncio de Brugada llegó tras la conclusión de la «Temporada Grande» de la Plaza México y en medio de la discusión que se lleva a cabo en el Congreso de la CDMX. El plan contempla: Espectáculo libre de violencia y bajo nuevas reglas. Se prohíbe la muerte del toro dentro y fuera de la plaza. El toro deberá ser devuelto a su ganadería. Se protege la integridad física de los toros y se prohíben los maltratos. Prohíben banderillas, espadas y lanza. Sólo capote y muleta. Se protegen los cuernos para evitar lastimar a otros animales o personas. Se limita la faena de un toro a 10 minutos.
-El presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia, Ramiro Alatorre Rivero, y el integrante del comité jurídico de Tauromaquia Mexicana, Salvador Arias, calificaron como sorpresiva la prohibición de las corridas y dijeron que la medida sería inviable. Alatorre Rivero, que preside 259 ganaderías nacionales, dijo que no se les consultó.
-Diego Silveti, el último torero mexicano que salió en hombros de la Plaza México tras una exitosa actuación, lamenta la actitud de la Jefa de Gobierno. «La señora Brugada nos falta al respeto al querer imponer ‘su razón’, atentando contra la libertad de mexicanos que vivimos, comulgamos y somos aficionados a la fiesta de los toros. Estas propuestas no tienen sentido, están alejadas de la realidad».
La opinión de un cronista
El cronista taurino Heriberto Murrieta, publicó recién en Reforma el siguiente artículo que no tiene desperdicio:
La aberrante politización del tema taurino ha alcanzado su punto más álgido con la iniciativa de Clara Brugada para que las corridas de toros se vuelvan incruentas en la Ciudad de México.
Justo un día después de que la Presidenta Claudia Sheinbaum calificara a la tauromaquia como una actividad cultural, la Jefa de Gobierno propuso modificar el formato de la lidia. Eufemismos aparte, el proyecto equivale tácitamente a la prohibición de una manifestación lícita y llena de tradición, arte, belleza, valores, fuentes de empleo, derrama económica y sentido ecológico.
Suprimir banderillas, puyas y espadas, así como proteger los cuernos del toro y evitar su muerte, significaría arrancarle su esencia al toreo. La minimización del peligro le restaría razón de ser. La tauromaquia se convertiría en una pantomima desprovista de ritualidad, riesgo, emoción y drama.
La fuerza del toro es atemperada durante la suerte de varas. Si el toro no fuese picado, en muchas ocasiones llegaría entero al último tercio, sin poder ser toreado con la muleta, transformándose drásticamente la forma de ejecutarse los trasteos.
La prohibición encierra una enorme contradicción porque a la larga puede acarrear el exterminio de una especie supuestamente defendida por los antitaurinos que, salvo honrosas excepciones, se caracterizan por ser insultantes, violentos e intolerantes frente a quienes no piensan como ellos.
En el colmo de lo paradójico, muchos enemigos del toreo se oponen a la muerte del toro, pero son carnívoros y pugnan a favor del aborto.
La corrida no consiste en maltratar a un animal destinado exclusivamente a ser lidiado ni los aficionados somos sádicos que vamos al coso a ver correr la sangre, sino a disfrutar de una obra de arte ejecutada en pocos minutos frente a una fiera criada ex profeso para la lidia, que en cualquier momento puede herir o matar.
Los ganaderos son los verdaderos animalistas de esta historia. Se encargan de criar, alimentar y brindar extraordinarias condiciones de vida a sus camadas. Las dehesas son vastos ecosistemas donde se preservan otras especies. Por cada toro que muere en la plaza, otros siete se mantienen vivos en las ganaderías.
El festejo no es un espectáculo cruel puesto que el torero no disfruta con el supuesto sufrimiento del animal. Y digo supuesto porque está científicamente comprobado que el toro genera betaendorfinas que inhiben el dolor.

De ser aprobada, lo único que esta medida conseguiría es intercambiar la muerte digna del toro en la plaza por su sacrificio indigno, ventajoso y cruel en la penumbra del rastro. Sería un rasgo antidemocrático, una imposición del Gobierno actual desde la demagogia y la desinformación.
Tiene Murrieta toda la razón. Hay que tener cuidado con este tema antitaurino que llevan a cabo los morenistas, pues tienen mucha cola que les pisen en otros asuntos.
En fin, como escribió José Luis García (España, 1949-2007), en su poema Combatiendo a Muerte:
Combatiendo a muerte los dos allí,
después nos juzgará la concurrencia;
la fuerza, el símbolo del hombre, el arte,
astas sobre mí, espada para ti;
al hilo de las tablas la querencia,
al filo de la sombra he de esperarte.
Con el temple te llevo a mis adentros,
en el coraje que aprietan los dientes;
doblegando a la fiera de muleta,
salpicando de espuma en los encuentros;
tandas de sombras al sol de accidente,
se perfila el silencio, el alma quieta.
Enmudecido de sangre lo intenta,
respirando volapié va la suerte,
la luz del estoque llega hasta el fondo;
la agonía en el aire viene lenta
vomitando borrachera de muerte;
piel de luto sobre el coso redondo.