
Nadie niega el reclamo legítimo de los estudiantes de la máxima casa de estudios en el estado.
Sus demandas tienen que ver con temas que se fueron acumulando y que finalmente se detonaron en el rectorado de Lilia Cedillo, brillante investigadora y mujer de buena voluntad.
Un detonante para las inconformidades sin duda, paradójicamente fue la construcción de CU2, obra en la cual se invirtieron mil 200 millones de pesos y que buscaba atender la demanda de mayores espacios para el proceso de admisión, pero que no gozó de la aprobación de la comunidad universitaria, la cual comenzó a protestar por tener que trasladarse hasta Valsequillo.
Arquitectura y otras facultades iniciaron la revuelta, la cual fue sofocada adecuadamente en ese momento.
El malestar estaba latente y estalló encabezado por los siempre combativos estudiantes de la escuela de medicina que en 2020 protagonizaron una de las movilizaciones más importantes de la historia de Puebla en contra de Miguel Barbosa.
Todo este contexto tiene que ver con el hecho de que las demandas de los estudiantes son justas, pero no se dan cuenta de que ellos son los principales perjudicados con el paro y también ya comienzan a dañar a terceros. Me explico.
Con todo el conflicto y si esto se prolonga, los estudiantes corren el riesgo de perder el semestre, algo que pudiera ser terrible para ellos y para nadie más.
Algunas escuelas y facultades han tenido clases a través de plataformas, pero no es lo mismo y ellos lo saben.
Pero también ya comienzan a afectar el proceso de admisiones a la máxima casa de estudios en el estado, algo sumamente grave e injusto para miles de jóvenes y de familias, que dependen para poder realizar sus estudios con poder ingresar a la BUAP.
Reitero, hay jóvenes que dependen totalmente y absolutamente de poder ingresar a la universidad y a sus prepas para poder seguir con sus estudios, el proceso de admisión está totalmente detenido debido al paro estudiantil que se mantiene en CU, el corazón de la vida universitaria.
Quienes se frotan las manos son las escuelas y universidades “patito” con toda esta situación, porque si esto se prolonga, a miles de familias, no les va a quedar de otra que tener que recurrir a una escuela de paga de acuerdo a sus posibilidades y en el peor de los casos, algunos no van a poder ingresar, ni a este tipo de instituciones.
Ojalá por el bien de todos, ya se resuelva pronto el conflicto en la BUAP, antes de que sea demasiado tarde.
Los únicos que también ganan, son los intereses ajenos a esta institución y que han sido denunciados por el propio gobernador Armenta, como Antorcha Campesina, que se infiltró entre los reclamos de los jóvenes universitarios y que ahora busca sacar provecho, porque ya lo dice el refrán, a ríos revuelto, ganancia de pescadores.
En manos de los militares la seguridad de los poblanos. Ayer trascendió que el coronel de Infantería, diplomado de estado mayor, Félix Pallares, será quien tome en sus manos, la secretaría de Seguridad Pública Municipal, en sustitución de Fernando Rosales Solís.
Será el miércoles cuando en sesión de cabildo para cumplir con el protocolo, se vote la designación de este mando militar al frente de la secretaría más importante dentro de la comuna y en donde se han tenido los mayores problemas durante la presente administración.
El coronel de Infantería, llega con buenas cartas credenciales y con el visto bueno tanto del gobernador Armenta como del secretario de Seguridad federal, Omar García Harfuch, quien se dice recomendó de manera directa a Félix Pallares para venir a Puebla.
La labor de este personaje no va a ser nada sencilla, la situación en la capital se ha complicado, tanto por la operación de nuevas organizaciones ligadas al crimen organizado, como también por la indisciplina que prevalece dentro de los cuadros de la seguridad pública municipal, organizadas en verdaderas mafias.
La principal labor del nuevo secretario es desbaratar la red de intereses creada al interior de estas corporaciones y relevar a todos los jefes de sector que hemos denunciado en este mismo espacio, están en muchos casos relacionados con los propios criminales.
Vaya tarea que tiene por delante el nuevo secretario, de su labor va depender que los militares mantengan la credibilidad que hasta ahora todavía tienen, de otra manera, la imagen de las fuerzas armadas, puede verse severamente manchadas.
Por el bien de todos, ojalá los militares pongan orden y hagan bien las cosas, tanto en la capital, como en el interior del estado.
Fotos: Es Imagen