Jorge Barrientos
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En la misa dominical, en la Catedral de Puebla, el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Puebla, Tomás López Durán, oró por el descanso eterno de la presidenta del DIF de Acteopan, quien fue asesinada presuntamente a manos de su marido, el edil del municipio.
También recordó el segundo aniversario luctuoso de los sacerdotes jesuitas y dos laicos asesinados en Cerocahui, Chihuahua, pidiendo por su descanso eterno.
López Durán subrayó la necesidad de percibir el misterio de un Dios poderoso, tierno, compasivo y misericordioso. En su homilía, destacó que todos los bautizados están envueltos en la luz y la paz de Dios, enfatizando que el pensamiento divino busca llegar a los más alejados.
El obispo reflexionó sobre la frecuente pregunta de la sociedad hacia Dios en tiempos de guerra, injusticias y violencia: “¿No le importa que pereceremos?”. Respondió que Dios no abandona a su pueblo y siempre está presente en los momentos difíciles, ofreciendo tranquilidad. Reafirmó que no se debe tener miedo, sino mantener la fe y reconocer la presencia de Dios en el hogar, el trabajo y la vida diaria.
Estas palabras resuenan en un contexto de tragedia y violencia, resaltando la importancia de la fe y la esperanza en tiempos difíciles.