Emiliano Martínez Cabrera
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El PAN atraviesa una crisis política que requiere un cambio de rumbo profundo para que pueda ser una alternativa real en la lucha por el poder en México
Desde que llegó Marko Cortés a la dirigencia del blanquiazul en el 2018 se han tomado una serie de decisiones catastróficas para el partido, la principal y la más controvertida es una alianza con su enemigo histórico y antagonista, el Revolucionario Institucional, la falta de identidad, las pugnas internas y una inexplicable capacidad de ofrecer un proyecto de nación llevó al PAN a una derrota histórica, de 8 Estados que gobernaban en 2018 sólo les quedan 4, Guanajuato, Querétaro, Aguascaliente y Chihuahua. Sin duda, representa una derrota profunda que lleva a cuestionar la eficiencia de la cúpula panista dirigente, que durante años han sido beneficiarios del erario público, velando por intereses individuales, alejados de la realidad política de México y derrotados culturalmente.
Ante esta crisis, es de vital importancia para el sano desarrollo de nuestra democracia que la ciudadanía y militancia a fin a los principios rectores del “panismo” se involucren en la apertura de un partido estancado y controlado por un séquito de “juniors de la política”. Considero que la apertura en el partido sería el primer paso a una integración de los diferentes sectores del país que buscan incidencia política, inconformes con el gobierno actual, buscan un resguardo en alguna organización que les permita expresar su malestar y actuar en concordancia.
Esta idea de apertura es una propuesta del ex Senador y ex dirigente nacional del PAN Damian Zepeda, controvertido y disidente liderazgo panista que ha alzado la voz como pocos para lograr una representatividad del panismo a nivel nacional. Zepeda es un perfil que ha trabajado por un partido con tintes progresistas, a favor de un estado de bienestar que garantice un piso mínimo para la subsistencia de los más vulnerables, precursor de iniciativas asistencialistas dirigidas a grupos de población altamente precarios y un defensor de garantías soberanistas, lo que lo convierte en un perfil abierto con la capacidad de comprender la complejidad política de nuestro basto territorio y posicionarlo en una vertiente del panismo diferente, con su propia dinámica interna.
Tengo que reconocer que es el único panista al que le he escuchado un plan de acción serio y congruente basado en su fundamentación y lucha histórica, regresar a la política local como eje rector de organización y vinculación política, una fórmula básica pero infalible, todos los partidos en el mundo democrático lo hacen, es una garantía de estructura y fortaleza, sobre todo es el contacto permanente con la vida pública. Dicho lo anterior reconozco a Damián Zepeda un liderazgo con forma y fondo, que puede revolucionar la dinámica interna de Acción Nacional y extrapolar las virtudes de ser oposición con inteligencia y madurez política.
