El mito genial de la gran manzana palidece con el olor a mariguana en las calles.
La gran urbe de hierro esconde la historia de los homeless, los cuales abundan por todo Time Square, mientras en una esquina los paisanos gritan “water” “water” one dolar o venden en una esquina fruta, mangos petacones a 5 dólares, el billete verde que mueve la economía de la regiones más pobres y deprimidas de Puebla, la famosa mixteca poblana, en donde ya solo hay ancianos, ya hasta los niños se fueron.
Juan tiene 20 años de haber migrado a la gran manzana proveniente de Chinantla, la tierra de Félix Sánchez, el llamado “Rey de la tortilla”, desplazado después por Erasmo Ponce, como uno de los empresarios más ricos de origen poblano.
Nuestro paisano vive en Queens, fuera de la isla de Manhattan, la cual se ha transformado en la segunda Puebla.
El “american dream” no cualquiera lo alcanza, no hay sábados, ni domingos, no hay descanso, las jornadas son extenuantes, pero dan para pagar la renta de un departamento que comparte con otros cinco migrantes como él y para mandar alrededor de mil 500 dólares mensuales en promedio a sus padres que ya pasan de los 70 años de edad.
La vida según me cuenta cada día es más difícil para ellos, pues ahora se ha sumado más competencia, con miles de venezolanos y ecuatorianos, que también persiguen lo mismo, el codiciado billete verde.
Las oportunidades de empleo cada vez son menos, las historias de éxito de acaudalados poblanos con los que se suelen reunir los políticos, cada vez son menos, a la competencia nos dice Efrén, originario de Atlixco, ahora se han sumado los hindúes, que también han llegado por miles a la ciudad y algunos también de Bangladesh, considerada en el siglo pasado como uno de los países más pobres del planeta.
Las historias de éxito cada vez son menos, el sueño americano, si bien no es una “quimera”, solo es posible para unos pocos, así como también el contacto que tienen con los políticos y autoridades poblanas, que dicen, solo los visitan “cada que hay elecciones”, como solía ocurrir también cuando vivían en sus respectivas comunidades.
“Pueblayork”, la otra Puebla es solo una alegoría más que forma parte de la serie de mitos geniales sobre los mexicanos en el extranjero, quizá tal vez construida sobre el humo de la mariguana que se expande sobre Times Square, la quinta avenida y hasta el vetusto Central Park y sus caballos tirando calandrias.
No, no hay marcha en Nueva York, ni tampoco sueño americano, no al menos para la mayoría.