Una transición aterciopelada

En 2010,Rafael Moreno Valle Rosas ganó el 4 de julio de ese año la gubernatura de Puebla y de inmediato, sometió al entonces gobernador, Mario Marín a sus antojos y decisiones.

De hecho, Moreno Valle comenzó a gobernar Puebla desde el 5 de julio, un día después de su victoria, ante un Marín que se tuvo que someter a sus deseos, entre ellos, el poner a su disposición 200 millones de pesos del presupuesto del estado, para apoyar al mandatario electo en sus gastos, antes de asumir el poder.

Marín quiso vender el terreno en donde hoy se ubica el Centro Integral de Servicios de la zona de Angelópolis, el cual había sido objeto de un largo litigio entre la administración estatal de Melquiades Morales Flores y quienes se decían los antiguos dueños del predio, uno de los cuales amaneció muerto dentro de una cajuela de un auto en el estacionamiento del centro comercial santa Fe en la ciudad de México.

Marín había puesto a la venta el predio y Moreno Valle obligó al todavía mandatario a dar marcha atrás en sus intenciones y recupero el terreno en donde más tarde el grupo del fallecido empresario José Abed construyó lo que hoy conocemos como el CIS.

En 2019, tras la muerte de Martha Erika Alonso, la transición entre su sucesor, el gobernador interino, Guillermo Pacheco Pulido y el nuevo gobernador Barbosa, fue tersa debido a que el fallecido mandatario tenía prácticamente ya, el control de la administración estatal, antes de asumir el poder a través de dos personajes, Fernando Manzanilla, quien operaba en gobernación y Jorge Estefan, quien desde la secretaría de Finanzas, financió la campaña de Miguel, aunque la transición, no estuvo exenta de señalamientos por algunos casos de corrupción, señalados por el finado mandatario.

Ahora, la transición entre el gobernador electo, Alejandro Armenta y el aún mandatario Sergio Salomón, ha sido por demás tersa y esto habla del enorme respeto que Armenta siente por su antecesor y lo importante que este fue para que él pudiera hacerse de la candidatura de Morena.

Armenta ha sido sumamente cuidadoso en su trato con el todavía mandatario y lo ha dejado que mantenga las riendas de la entidad, en los meses que aún le quedan de administración, sumándose a muchas de las iniciativas del todavía gobernador.

De hecho, ambos equipos se han fusionado y el gobernador electo incluso, ayer adelantó que algunos integrantes del equipo de Salomón, puede ser parte de la nueva administración que arranca el 14 de diciembre.

El PRI se sigue hundiendo. El Partido Revolucionario Institucional, sigue el camino del PRD y si no hay un cambio de rumbo rápido, es muy seguro que pronto llegará la extinción.

Luego de la peor derrota electoral de toda su historia, uno podría esperar que viniera un acucioso análisis de las causas que originaron la derrota del otrora “partidazo”, el cual vive la peor crisis de toda su historia, tanto a nivel nacional como en Puebla.

El tricolor que gobernó en Puebla durante 70 años de manera ininterrumpida, simplemente se encuentra secuestrado por una camarilla, que encabeza el nefasto de Alejandro “Amlito” Moreno, y en Puebla por Néstor Camarillo, quien ha demostrado ser insaciable y en su ambición, sigue hundiendo más a este partido político en la entidad.

Figuras como Blanca Alcalá, Rocío García Olmedo y Lucero Saldaña Pérez, solo por mencionar a algunas, ni siquiera fueron tomadas en cuenta durante la campaña y se mantienen aisladas, sin tomar parte en la toma de decisiones dentro del tricolor, algo totalmente absurdo, si se toma en cuenta la trayectoria de estas tres mujeres.

Camarillo debe dejar de hacerle daño al PRI, hacerse a un lado de las decisiones del tricolor y dejar que gente con capacidad, con calidad moral y con visión se haga cargo del tricolor en Puebla para que, si es posible, logre recuperar algo de lo que alguna vez fue este partido en Puebla, aunque la mayor parte de sus mejores cuadros, ya se encuentran en Morena.

Yo no sé si el PRI va a sobrevivir o se va a transformar en un partido regional, el cual sobreviva en algunas entidades, sobre todo en el norte del país, en donde mantiene los gobiernos de Coahuila y Durango, pero lo que sí sé, es que, si siguen en manos de “Alito” y de Néstor Camarillo en Puebla, va camino a su extinción.

Los propios militantes de este partido político deben de iniciar una rebelión, para quitar a estos personajes, que mandaron al tricolor al quinto lugar, si leyó bien, quinto lugar en las preferencias electorales, detrás del Verde y de Movimiento Ciudadano, algo que nunca había pasado en la historia electoral de nuestro país.

Si el tricolor no hace en su interior un ejercicio de autocrítica y permite que Moreno a nivel nacional y en Puebla que Camarillo, se mantengan en sus posiciones, entonces prácticamente ya no habrá nada que hacer por el PRI.

Ni hablar, a Morena no le podían salir mejor las cosas, cuenta con una oposición, ahora sí, moral y físicamente derrotada.

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