La falsa conspiración en la BUAP 

Por Manuel CARMONA

Las teorías conspirativas que antaño se encontraban limitadas a un público marginal, de pronto pasaron a convertirse en algo habitual en los medios de comunicación de masas e internet, a partir de la publicación de una novela de misterio titulada el código Da Vinci publicada en el año 2003 por el escritor estadounidense Dan Brown, constituyéndose desde entonces como un fenómeno cultural de finales del siglo XX y principios del XXI, que se ha extendido por todo el mundo occidental y muy a menudo estas posturas son fácilmente creídas por la mayoría de la población.

De acuerdo a múltiples estudios del eminente psicólogo australiano Stephan Lewandowsky, quien actualmente es docente en la universidad de Bristol en el Reino Unido, las teorías conspirativas si bien cierto se han puesto de moda no son nuevas, han estado presentes en diversos momentos de la humanidad y son muy populares porque tienden a ser coherentes internamente y a correlacionarse entre sí.

Por lo general, son versiones básicas y simplistas, que se sustentan en un razonamiento circular:  tanto las pruebas en contra como la ausencia de pruebas a favor, se interpretan erróneamente como pruebas de su veracidad.

Como consecuencia, la conspiración se convierte en un estado emocional más que racional, por lo tanto solo hay que creer en ella, más que probarla o refutarla. Algunos otros investigadores en el mundo han relacionado la rápida propagación de las teorías conspirativas en el mundo, derivado de la ancestral y natural desconfianza de la población en sus instituciones de gobierno.

Para el neurólogo alemán Klaus Conrad definió en 1959 la teoría conspirativa como un sesgo cognitivo de la percepción humana denominada apofenia, que es la experiencia de percibir patrones, conexiones o ambos en sucesos aleatorios para arribar a conclusiones que validen nuestras creencias. De esta manera en la medida que nosotros responsabilizamos o trasladamos a un culpable, el origen y el fin de un mal generalizado, nos libera de la tarea de pensar, estudiar y comprender un fenómeno complejo, que siempre tendrá un origen multifactorial.

Por estas razones no puedo estar de acuerdo en que Antorcha Campesina sea el principal responsable del paro de labores en la BUAP que está en camino de llegar al mes y no es porqué tenga el más mínimo interés de asumir la defensa de este grupo político, sino que no veo elementos suficientes para poder sostenerlo.

No hay que perder de vista que las universidades públicas del país desde hace décadas  han sido  el ágora que sus estudiantes han convertido en un espacio de discusión, mientras que los ciudadanos quizá puedan verlas como  centros de permanente agitación, pero el caso es que son el primer contacto de la juventud con los asuntos de naturaleza pública, donde muchos comienzan a expresar abiertamente sus inquietudes y preocupaciones, para lo cual se ven en la necesidad de ir desarrollando habilidades políticas que primero aplican en el día a día de su actividad escolar y algunos trascienden más allá del campus universitario.

Es decir, las universidades siempre han sido y la de Puebla no es la excepción., centros de formación académica, pero también de formación política, por eso generalmente son lugares de gran efervescencia social y en ocasiones con una gran vinculación con la problemática social del país, como es el caso de la BUAP, la UNAM, el Politécnico y la normal Isidro Burgos en Ayotzinapa por citar tan solo algunos casos.

De ahí que no veo porqué despojar a los estudiantes en paro de su calidad de actores políticos, que en este momento QUIEREN DECIR Y EXPRESAR ALGO.

Considero que más allá de desestimar y estigmatizar a los estudiantes, el conflicto universitario debería servir como una oportunidad para hacer un corte de caja y hacer un diagnóstico y un análisis de fondo de como está la situación en todas las capas y en todos los estratos de la Benemérita.

No tengo la menor duda que una vez que estalló el paro estudiantil muchísimos personajes hayan tratado de sacar algún tipo de beneficio, particularmente en un año electoral para la universidad, en la cual de su universo conformado por 150 mil estudiantes haya jóvenes simpatizantes del PRI,  del PAN, del PVEM, de MORENA, de Movimiento Ciudadano, que haya afines a los ex rectores Doger, Agüera, Esparza, que haya antorchistas, católicos, ateos, testigos de jehová, estoicos, masones y si quieren hasta militantes del sionismo internacional, etc. pero de eso a pensar que Antorcha Campesina pudiera tener la capacidad de INFLUIR y/o APODERARSE de la BUAP está sobre dimensionando a esta agrupación política, que si bien es cierto tiene un importante peso, estructura y vinculación a una red de negocios para financiar su movimiento, tampoco han tenido la capacidad de formar su propio partido político, como en su momento sí lo han logrado otras organizaciones como el SNTE.

Termino este comentario en espera de que la protesta estudiantil pronto finalice y que las autoridades universitarias, así como la federación y el gobierno del estado que han expresado su interés en intervenir en el asunto lo hagan primero tratando de escuchar y averiguar qué es lo que está ocurriendo al interior de la BUAP. Tantas facultades, tantos estudiantes y tantos días son un claro indicativo de que hay un descontento.

Solo hay que preguntarse, PORQUE?……..

* El autor es abogado, escritor y analista político.

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