Tiempos de rapiña 

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La República en sus últimos días 

Por Manuel CARMONA

Desde hace siglos a la fecha cuando termina una gran batalla, el bando perdedor se dedica de inmediato a proporcionar auxilio a sus heridos, a contar y sepultar a sus muertos y tratar de levantar todo aquellos que se pueda recuperar al término de la masacre: armas, medios de transporte y utensilio.

Ya después vendrá el momento de hacer el inventario del número de pérdidas humanas, territorio, costos económicos y el impacto anímico y moral de sus ejércitos: control de daños le llaman hoy en día.

Todo esto para analizar cuidadosamente el paso que sigue: medir sus fuerzas y tomar la decisión de continuar la guerra, rendirse y capitular etc.

En el caso de que se decida seguir en la lucha, abocarse de inmediato a planear la estrategia que se requiere para establecer cómo, cuándo y dónde volver a reanudar el combate, esta vez con posibilidades de éxito.

Por eso me sorprende sobremanera la reacción de las figuras de los partidos políticos de oposición, que después de lo apabullante derrota del pasado 2 de junio en las urnas, los que aún quedaron de pie le han apostado a un interminable lloriqueo por todos los rincones, otro tanto, (la mayoría han preferido  esfumarse) y otros más, de manera detestable se han dedicado a la rapiña: a recorrer el campo de batalla y ver que puede encontrar tirado que les sirva, no para la causa por la que lucharon sino para su beneficio personal.

Es decir, en contra de las reglas y códigos más elementales del arte de la guerra, los partidos políticos y sus liderazgos (tantos los formales como los morales) en lugar de enfocarse en mitigar sus pérdidas, evaluar sus daños y reagruparse para estar en condiciones de volver a presentar batalla en lo futuro, lo que han hecho es concentrarse para apoderarse de las dirigencias de sus partidos, aunque después de la apabullante derrota, hayan quedado reducidos a escombros.

Pero lo que han perdido de vista, es que mientras ellos están completamente distraídos en la disputa por los despojos que arrojó la batalla del pasado 2 de junio, los combates se reanudaron y el bando ganador no ha quedado satisfecho, sigue avanzando sin dar tregua ni cuartel a los vencidos, no se conformó con una gran parte del territorio conquistado, sino que vienen por TODO. 

En el caso de Puebla , ¿dónde está Lalo Rivera y Fernando Morales? El primero buscando integrarse a la dirigencia nacional de su partido y el segundo seguramente negociando con el rival que lo venció. 

A nivel nacional, ¿dónde está Xóchitl Galvez y Jorge Álvarez Máynez? Seguramente en una especie de limbo. Salvo sus esporádicos twitts nada se sabe de ellos.

El mundo sigue girando y el bando que resultó ganador el pasado 2 de junio sigue avanzando hacia sus objetivos trazados, la destrucción del andamiaje institucional que se construyó a lo largo de las últimas 4 décadas en el país sigue su curso y éstas y otras figuras han dejado a la sociedad civil a merced de su verdugo sin mostrar ninguna empatía.

Andan muy ocupados en sus propios asuntos; mientras tanto, la república se tambalea, ellos no tienen cabeza más que para la carroña. Que triste, que duro pero es lo que está ocurriendo en nuestro país.

Estoy hojeando en este momento una interesante obra de Paco Ignacio Taibo II publicada por editorial Planeta, se las recomiendo: TEMPORADA DE ZOPILOTES, no podía haber encontrado mejor título para la reflexión de hoy. 

• El autor es abogado, escritor y analista político.

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