
Dan risa. Así, sin anestesia.
Ahí están nuestros flamantes diputados locales, convertidos en estrellas de TikTok, influencers del legislativo, desfilando como si la curul fuera pasarela. Encabeza el show la diputada morenista Nayeli Salvatori, quien ha convertido el Congreso en un escenario para “bromas”. Porque todo, al parecer, es eso: una broma.
Cada vez que suelta una declaración fuera de lugar, graba videos de “los diputados mejor vestidos” o se sube en campaña a una combi para decir “cámara, ya se la saben”, la salida es la misma:
—Era una broma.
Pero vaya bromita. El video donde exhibe a sus compañeros como fashionistas de segunda, con pinta de botargas mal cosidas —como aquella de Mario Delgado que parecía tener un ojo en cada oreja—, no solo da pena, da coraje. Total, que la dieta de los diputados da para presumir sus nuevos trapos.
Si la intención era poner en alto el nombre de los poblanos, lo lograron… aunque sea en la categoría de “hazmerreír nacional”. ¿Qué si visten bien? ¡Claro! Seguramente compran sus garritas en Milano, en Santa Ana Chiutempan, de mayoreo en Moroleón, en el tianguis de Zapotlanejo, en Chiconcuac o en Mixcalco.
Pipopes, sí, pero con estilo.
Y mientras las iniciativas de ley se empolvan en los archivos, lo de hoy es la pasarela legislativa. Ya nadie quiere saber si aprueban algo, lo importante es que no anden diciendo que usan calzones Ramírez o ropa de los botaderos de Suburbia o de algún tianguis de los lavaderos. Mínimo Calvin Klein, aunque sea de remate en Coppel. Eso sí, Elektra ya no, porque el tío Richie anda peleado con la 4T y la ropa Shein tarda meses en llegar.
¿La austeridad republicana? Esa se aplica solo en tiempos de elecciones. Lo que reina hoy es el contenido viral: un Congreso con pocas iniciativas, sin contacto con sus distritos, pero con videos llenos de tambores, lentejuelas y, sobre todo, “ buen humor”.
Porque claro, hay que mostrar el “lado humano” de nuestros legisladores. Y que cuando el encuestador llegue a un barrio de Cholula y pregunte si conocen a su diputada, alguien diga:
—Sí, claro, la chistosa esa que hace TikToks y viste rebonito.
Ese es el nivel.
Pobre de Laura Artemisa García Chávez, presidenta de la Junta de Gobierno, que tiene que cargar con el espectáculo ajeno, porque nada tiene que ver en el espectáculo, cómico, mágico y musical. Ella ha sabido interpretar su papel. Y lo peor de todo es que sin que le pregunten, sin que le avisen, sin que ella pueda frenar el ridículo.
Ni hablar, aquí nos tocó vivir: en la región mejor vestida del aire.
O como diría el clásico: a disfrutar lo vestido… perdón, lo votado.