Un fenómeno llamado Shakira

Por: Ricardo Morales Sánchez

Las masas

Cientos de autobuses arribaron al llamado al estadio GNP, Foro Sol, la mercadotecnia domina hoy el tema comercial de los inmuebles deportivos, hasta el estadio Azteca, ha pasado a ser ahora estadio Banorte, a ver quién se acostumbra a llamarlo así.

Más de 65 mil almas abarrotaron este lugar resistiendo los cambios climáticos, el pasar de un calor de más de 28 grados al frío de la Ciudad de México y luego a la lluvia, es el segundo concierto de la cantante colombiana Shakira, en la capital del país.

Personajes pintorescos aparecen por todas partes, es consecuencia del fenómeno provocado por la autodenominada “Loba”, la cual promueve el empoderamiento de la mujer en su tour 2025 llamado… “las Mujeres ya no lloran”, parte de las canciones autobiográficas que forman el repertorio de la diva, luego de su divorcio del ex futbolista, campeón del mundo   y de Europa con la selección de España, Gerard Pique.

“Nunca en mi vida había visto a tanta gente con peluca de color morado”, me dice mi hijo Leonardo, fanático también de la cantante nacida en Barranquilla y quien ha roto el record establecido por otra grande de la industria musical, Taylor Swift, novia del ala cerdada de los Kansas City Chiefs, Travis Kelce. Las pelucas de color morado, corresponden al video de uno de sus grandes éxitos, “La intuición”.

A las afueras del GNP, los puestos de tacos de carnitas, asada, buche, bistec y longaniza, satisfacen al público que comienza a arribar al inmueble desde las 16. 30 horas. Un impresionante número de personas llegan también a trabajar al lugar, un ejército de acomodadores, de meseros y vendedores de souvenirs, se mezclan con los fanáticos de la cantante, mientras se comienzan a formar las grandes filas para poder ingresar al interior del gigantesco recinto.

Lo importante es tener un recuerdo

Lo más demandado, son las playeras para el concierto, las oficiales valen 800 pesos, las réplicas entre 250 y hasta los 300 pesos, las sudaderas oficiales mil 500, los termos 900 pesos con la figura de la Loba y las gorras oficiales 500 pesos.

Nadie repara en los precios, ni escatiman por tener algo relacionado con la diva, lo importantes es tener un recuerdo, algo que quede más allá de las canciones que horas más tarde corearemos miles de voces, magnetizadas por el encanto de la colombiana, magia pura y hechicería, como el mismo movimiento de sus caderas.

Tragos de 350 pesos

Si las nieves de 80 pesos en Atlixco fueron para algunos, motivo de escándalo, ya ni les digo lo que cuesta un whisky, un brandy, un tequila o un mezcal, 350 pesos, una paloma de don Ramón cristalino, los refrescos 100 pesos y las cervezas 150 pesos, pero para cantar hace falta abrir la garganta.

A decir de la propia Shakira la canción que más les gusta a los mexicanos de su repertorio es la de Antología. “Para amarte necesito una razón y es difícil creer que no exista una más que este amor…”

Un show en toda la extensión de la palabra

No soy, ni mucho menos pretendo ser un crítico o un experto en materia de espectáculos, pero sin duda el “show” de la artista colombiana es uno de los mejores en luces, efectos y sobre todo en el baile.

Shakira es toda una artista, comunica con su cuerpo, su expresión corporal, va más allá de su clásico movimiento de caderas, cada nota musical es acompañada por una manifestación precisa de ritmo y expresión, que hace entrar en éxtasis a las más de 65 almas que se dieron cita en el coloso del GNP.

Hips dont Lie, Waka waka, Monotonía, suerte, las mujeres no lloran, chantaje, la bicicleta, clásicos como pies descalzos, estoy aquí, ojos así y Antología, hicieron que el público se rindiera a los pies de la “diva de Barranquilla”, quien además confesó el amor que le tiene a México por ser el primer país, dicho por la artista, “que confió en ella”.

El negrito en el arroz

Dos condiciones resaltarían como las únicas negativas dentro de este gran espectáculo. La primera, el escenario, a casi el mismo nivel de un hombre promedio de 1.80 metros, lo cual dificulta la visión de la artista y la impuntualidad que ha caracterizado el inicio de los conciertos de la diva, programados para las 20:30 horas y que comenzaron a las 22.20, terminando ya al filo de las 00:40 horas, sin embargo, todos sus fanáticos y no fanáticos coincidimos en que ver a esta mujer trabajar en el escenario, vaya que vale la pena.

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